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Mosquitos de invierno


A estas alturas ya creo en cualquier cosa, si me hubieran dicho cuando era chico que iban a haber mosquitos en pleno junio me hubiera muerto de la risa. Por suerte no morí de la risa, porque mosquitos haber los hay, es de locos, apagás la luz, te tapás hasta el hocico para tratar de no congelarte, ponés la cabeza en la almohada, cerrás los ojitos. Te vas relajando de a poco, haciendo mas y mas lenta y profunda la respiración y justo cuando estás a punto de empezar a dormir, zaz, empieza el zumba que te zumba en los oídos.

No, en serio, con una noche como ésta no hay casi formas de vida que sobrevivan en condiciones normales, pues los dichosos chupasangre ahí están, paraditos en la pared mirándome, sé que me están mirando, esperando a que apague las luces otra vez. No me queda claro que clase de rara conjura tienen en contra del sueño de los humanos. Porque en verano se portan mas o menos como cualquier bicho, se dedican a complicarle la vida a los humanos todo lo que pueden y todos felices, bueno, todos ellos al menos.

Pero esto que hacen en invierno no tiene nombre, privarle el sueño a una pobre persona inocente es lo mas desalmado ruin y miserable que me puedo imaginar. Al menos que me puedo imaginar en este momento en que estoy por apagar la computadora para irme a dormir, hace unos minutos apagué la luz y vi a uno de estos esbirros de las fuerzas oscuras buscando una mejor posición para abalanzarse sobre mí en cuanto me descuide.

Listo, ya apagué la luz, ahora a dormir como es debido, ya es muy tarde y no quiero desvelarme de nuevo por estar con ideas estúpidas en la cabeza, empiezo con una pavada, me dejo llevar y cuando quiero acordar son las tres de la mañana. Bueno, buenas noches mundo, adiós mosquito.


¡Paf! - ¡Tomá bicho inmundo, te voy a dar no dejarme dormir de nuevo! 


No le dí, lo puedo escuchar revoloteando y riéndose de mí mientras busca un nuevo ángulo de ataque. Aún no prendí la luz, no quiero dar este sueño por perdido. No te des por vencido ni aún vencido decía Almafuerte, y a este mosquito almapodrida le voy a dar para que tenga aunque sea lo último que haga.


¡Paf! - ¡Ay, mierda! 


Casi me arranco un pedazo de brazo, el ente diabólico se me posó en el brazo derecho y traté de ajusticiarlo con un buen sopapo cruzado de zurda. No me salió como esperaba, ahora tengo cinco dedos marcados en mi brazo y el mosquito está parado en la pantalla de la lámpara de mi mesa de luz. Seguro paró de volar porque no puede volar y doblarse de la risa al mismo tiempo, ¡hijo de una gran siete!.

Meto los brazos de nuevo bajo las sábanas, hace un frío de morirse, no tengo idea de qué hora es, pero tengo que dormir, voy a tratar de ignorar a este maldito, no voy a dejar que me arruine la noche. Meto la cabeza bajo la almohada para que el maldito zumbido no me enloquezca y trato de conciliar el sueño nuevamente.

Ah bueno, ahora parece que consiguió refuerzos el muy desgraciado. Como se ve que se dio cuenta de que sólo no iba a lograr quebrarme pidió apoyo. Ahora son al menos dos los engendros que se interponen entre mi consciencia y el sueño. Ya está, no me lo fumo mas, prendo la luz de la veladora, ahora si que seguro los emboco como es debido.

Al fin veo la cara de mi enemigo, me equivoqué, no era ni uno ni dos, son cuatro, cuatro malditos mosquitos dándome vueltas cual buitres de bonsai o como esas avionetas que trataban de derribar a King Kong. Si, creo que me quedo mejor con esta analogía, medio dormido estoy mas próximo a un gorila gigante que a otra cosa. Creo que si soy Kong, entonces la rubia a la que me aferro debería ser mi almohada, que no es rubia, pero en este momento definitivamente es el objeto de mi deseo.

Los miro con desprecio, ellos parecen notarlo, hasta me da la impresión de que vuelan mas despacio los muy hijos de su mosquita madre. Tiro manotazos y cuando me veo en el espejo, totalmente sacado, tirando manotazos a diestra y siniestra, si, la verdad que estoy igual que King Kong.


¡Paf! ¡Tomá! - Le dí a uno, pero se ve que medio dormido pego menos que boxeador manco, porque siguió volando como si nada.

Comienzo a pensar que estos son los cuatro mosquitos del apocalipsis, el que parece mas interesado en picarme donde no lo vea debe ser Hambre, el que me pasa cada dos segundos cerca de los oídos debe ser Peste, al menos es una peste de pesado. El que se bancó el sopapo y sigue dando vuelta toreándome seguramente es Guerra, esto significa que tengo que cuidarme del otro, debe ser un Aedes el desgraciado. Sería lo último que me podía pasar. De todas las muertes espectaculares que podrían pasarme, espero que la que me toque no sea esta, no quiero que en mi lápida pongan “murió porque lo picó un mosquito”. Como que no, realmente no está bueno.

Yo que sé, si van a ser así las cosas, quiero que al menos sea un mosquito como los de parque jurásico, un mosquito prehistórico gigante, algo que de miedo de verlo nomás. 

Esto se me está yendo de las manos, es hora de sacar la artillería pesada. Sin bajarme de la cama ni destaparme mucho me agacho y agarro una pantufla. Esto no falla, es la bomba H anti mosquitos, a ver si entienden el mensaje.


¡Paf! - ¡Llevate esto Peste! - Le grito al maldito, aunque parecía una proeza increíble, logré embocarle a uno, ya solo van quedando tres mosquitos del apocalipsis.

No quiero ni mirar el reloj, quien sabe que hora sea, hace bastante rato que estoy dando vueltas por culpa de estos malditos insectos dípteros nematóceros. No se por que me hago el fino, la primera vez que leí este nombre tuve que buscar en una enciclopedia que corno quería decir, resulta que viene a ser algo así como insecto con dos alas y antenas en forma de hilo. 


¡Ay, no me piqués desgraciado! - Me distraje de nuevo, Hambre ganó otro round, esto de intimidarlos mostrándoles que era capaz de matar a uno de ellos no funcionó. No me queda otra mas que recurrir a la guerra sucia, hora de ir a por las armas químicas. Lo malo es que el baygón lo dejé arriba de la heladera en la cocina. Está bien, me levanto, tiro la pantufla al piso y salgo de la cama. Vuelvo casi en seguida con el baygón en la mano, les apunto entre los ojos y disparo.


- ¡Tengan, a ver si siguen jodiendo ahora!


Les grito mientras desparramo veneno en aerosol por todo el dormitorio. Finalmente, satisfecho con la nube de veneno, pongo el tarro en la mesa de luz y me acuesto decidido a dormir al fin. Toso un poco por el veneno, se supone que es inocuo para los humanos, realmente tengo mis dudas, pero no es hora de reflexionar sobre esto, ya puedo dormir. No hay mas zumbidos irritantes enloqueciéndome. Apago la luz, me tapo hasta las orejas, apoyo la cabeza en la almohada, cierro los ojos y comienzo a relajarme, parece que realmente esta vez gané y voy a poder descanzar.

Siento que llega el sueño, no hay nada como estar calentito en la cama en una fría noche de invierno y poder dormir plácidamente.


¡Riiiiiiin! ¡Riiiiiiiin! - Abro los ojos de golpe y apago el despertado. Me caigo y no me levanto, cuando pensé que por fin podría dormir un poco, son las seis de la mañana, ya tengo que levantarme para ir a trabajar. Como odio a los mosquitos del invierno.

Mosquitos de invierno


A estas alturas ya creo en cualquier cosa, si me hubieran dicho cuando era chico que iban a haber mosquitos en pleno junio me hubiera muerto de la risa. Por suerte no morí de la risa, porque mosquitos haber los hay, es de locos, apagás la luz, te tapás hasta el hocico para tratar de no congelarte, ponés la cabeza en la almohada, cerrás los ojitos. Te vas relajando de a poco, haciendo mas y mas lenta y profunda la respiración y justo cuando estás a punto de empezar a dormir, zaz, empieza el zumba que te zumba en los oídos.

No, en serio, con una noche como ésta no hay casi formas de vida que sobrevivan en condiciones normales, pues los dichosos chupasangre ahí están, paraditos en la pared mirándome, sé que me están mirando, esperando a que apague las luces otra vez. No me queda claro que clase de rara conjura tienen en contra del sueño de los humanos. Porque en verano se portan mas o menos como cualquier bicho, se dedican a complicarle la vida a los humanos todo lo que pueden y todos felices, bueno, todos ellos al menos.

Pero esto que hacen en invierno no tiene nombre, privarle el sueño a una pobre persona inocente es lo mas desalmado ruin y miserable que me puedo imaginar. Al menos que me puedo imaginar en este momento en que estoy por apagar la computadora para irme a dormir, hace unos minutos apagué la luz y vi a uno de estos esbirros de las fuerzas oscuras buscando una mejor posición para abalanzarse sobre mí en cuanto me descuide.

Listo, ya apagué la luz, ahora a dormir como es debido, ya es muy tarde y no quiero desvelarme de nuevo por estar con ideas estúpidas en la cabeza, empiezo con una pavada, me dejo llevar y cuando quiero acordar son las tres de la mañana. Bueno, buenas noches mundo, adiós mosquito.


¡Paf! - ¡Tomá bicho inmundo, te voy a dar no dejarme dormir de nuevo! 


No le dí, lo puedo escuchar revoloteando y riéndose de mí mientras busca un nuevo ángulo de ataque. Aún no prendí la luz, no quiero dar este sueño por perdido. No te des por vencido ni aún vencido decía Almafuerte, y a este mosquito almapodrida le voy a dar para que tenga aunque sea lo último que haga.


¡Paf! - ¡Ay, mierda! 


Casi me arranco un pedazo de brazo, el ente diabólico se me posó en el brazo derecho y traté de ajusticiarlo con un buen sopapo cruzado de zurda. No me salió como esperaba, ahora tengo cinco dedos marcados en mi brazo y el mosquito está parado en la pantalla de la lámpara de mi mesa de luz. Seguro paró de volar porque no puede volar y doblarse de la risa al mismo tiempo, ¡hijo de una gran siete!.

Meto los brazos de nuevo bajo las sábanas, hace un frío de morirse, no tengo idea de qué hora es, pero tengo que dormir, voy a tratar de ignorar a este maldito, no voy a dejar que me arruine la noche. Meto la cabeza bajo la almohada para que el maldito zumbido no me enloquezca y trato de conciliar el sueño nuevamente.

Ah bueno, ahora parece que consiguió refuerzos el muy desgraciado. Como se ve que se dio cuenta de que sólo no iba a lograr quebrarme pidió apoyo. Ahora son al menos dos los engendros que se interponen entre mi consciencia y el sueño. Ya está, no me lo fumo mas, prendo la luz de la veladora, ahora si que seguro los emboco como es debido.

Al fin veo la cara de mi enemigo, me equivoqué, no era ni uno ni dos, son cuatro, cuatro malditos mosquitos dándome vueltas cual buitres de bonsai o como esas avionetas que trataban de derribar a King Kong. Si, creo que me quedo mejor con esta analogía, medio dormido estoy mas próximo a un gorila gigante que a otra cosa. Creo que si soy Kong, entonces la rubia a la que me aferro debería ser mi almohada, que no es rubia, pero en este momento definitivamente es el objeto de mi deseo.

Los miro con desprecio, ellos parecen notarlo, hasta me da la impresión de que vuelan mas despacio los muy hijos de su mosquita madre. Tiro manotazos y cuando me veo en el espejo, totalmente sacado, tirando manotazos a diestra y siniestra, si, la verdad que estoy igual que King Kong.


¡Paf! ¡Tomá! - Le dí a uno, pero se ve que medio dormido pego menos que boxeador manco, porque siguió volando como si nada.

Comienzo a pensar que estos son los cuatro mosquitos del apocalipsis, el que parece mas interesado en picarme donde no lo vea debe ser Hambre, el que me pasa cada dos segundos cerca de los oídos debe ser Peste, al menos es una peste de pesado. El que se bancó el sopapo y sigue dando vuelta toreándome seguramente es Guerra, esto significa que tengo que cuidarme del otro, debe ser un Aedes el desgraciado. Sería lo último que me podía pasar. De todas las muertes espectaculares que podrían pasarme, espero que la que me toque no sea esta, no quiero que en mi lápida pongan “murió porque lo picó un mosquito”. Como que no, realmente no está bueno.

Yo que sé, si van a ser así las cosas, quiero que al menos sea un mosquito como los de parque jurásico, un mosquito prehistórico gigante, algo que de miedo de verlo nomás. 

Esto se me está yendo de las manos, es hora de sacar la artillería pesada. Sin bajarme de la cama ni destaparme mucho me agacho y agarro una pantufla. Esto no falla, es la bomba H anti mosquitos, a ver si entienden el mensaje.


¡Paf! - ¡Llevate esto Peste! - Le grito al maldito, aunque parecía una proeza increíble, logré embocarle a uno, ya solo van quedando tres mosquitos del apocalipsis.

No quiero ni mirar el reloj, quien sabe que hora sea, hace bastante rato que estoy dando vueltas por culpa de estos malditos insectos dípteros nematóceros. No se por que me hago el fino, la primera vez que leí este nombre tuve que buscar en una enciclopedia que corno quería decir, resulta que viene a ser algo así como insecto con dos alas y antenas en forma de hilo. 


¡Ay, no me piqués desgraciado! - Me distraje de nuevo, Hambre ganó otro round, esto de intimidarlos mostrándoles que era capaz de matar a uno de ellos no funcionó. No me queda otra mas que recurrir a la guerra sucia, hora de ir a por las armas químicas. Lo malo es que el baygón lo dejé arriba de la heladera en la cocina. Está bien, me levanto, tiro la pantufla al piso y salgo de la cama. Vuelvo casi en seguida con el baygón en la mano, les apunto entre los ojos y disparo.


- ¡Tengan, a ver si siguen jodiendo ahora!


Les grito mientras desparramo veneno en aerosol por todo el dormitorio. Finalmente, satisfecho con la nube de veneno, pongo el tarro en la mesa de luz y me acuesto decidido a dormir al fin. Toso un poco por el veneno, se supone que es inocuo para los humanos, realmente tengo mis dudas, pero no es hora de reflexionar sobre esto, ya puedo dormir. No hay mas zumbidos irritantes enloqueciéndome. Apago la luz, me tapo hasta las orejas, apoyo la cabeza en la almohada, cierro los ojos y comienzo a relajarme, parece que realmente esta vez gané y voy a poder descanzar.

Siento que llega el sueño, no hay nada como estar calentito en la cama en una fría noche de invierno y poder dormir plácidamente.


¡Riiiiiiin! ¡Riiiiiiiin! - Abro los ojos de golpe y apago el despertado. Me caigo y no me levanto, cuando pensé que por fin podría dormir un poco, son las seis de la mañana, ya tengo que levantarme para ir a trabajar. Como odio a los mosquitos del invierno.

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